lunes, mayo 01, 2006

Poder y megalomanía. Por Jorge Bruce

Ante el peligro inminente de una deriva dictatorial de inspiración chavista, cuyos brutales designios el comandante venezolano ha tenido la gentileza de recordarnos, una serie de personajes habitualmente adversos se han pronunciado a favor de la candidatura del líder aprista. La manera precipitada e incondicional en que se ha formulado esta opción es contraproducente. Nunca es buena idea extender un cheque en blanco, peor todavía a un político con esas características y trayectoria. Darle el mensaje que de todas maneras vamos a votar por él, porque no nos queda otra, es como nombrarlo nuestro salvador. Esto supone olvidar a dónde nos llevó la conducción megalómana de su primer gobierno. Para una personalidad intoxicada de omnipotencia narcisista -la heroína es manzanilla al lado de esta droga- ese mensaje es el equivalente a otorgarle la licencia especial del agente 007, García, Alan García.

Por el contrario, lo urgente es exigirle como condición sine qua non compromisos y garantías, que funcionen como diques a ese poder omnímodo que le estaríamos confiriendo, al colocarlo en el lugar imaginario de nuestro campeón contra el dragón del autoritarismo. Así como me pareció oportuno advertir, antes de la primera vuelta, acerca de los peligros de elegir a un candidato con un manejo inquietante de elementos psicopáticos escindidos, asociados a una violencia hábilmente disimulada, en esta ocasión es necesario preguntarse por el papel de unas pulsiones grandiosas que ya hemos visto desbordarse en el poder. Esto podría asemejarse a una intromisión en la privacidad de los candidatos, pero hay un interés superior de por medio, que nos obliga a utilizar todos los instrumentos a nuestro alcance, a fin de tomar la mejor decisión y prevenir desenlaces catastróficos. De haber pasado Lourdes Flores, habría sido preciso analizar las consecuencias de votar a una personalidad con marcadas características superyoicas, represivas y moralistas, que funcionan, paradójicamente, como puntos ciegos que la descalifican para combatir la corrupción y los abusos de poder (acaso también para conquistarlo). El problema no es la integridad, claro está, sino la ingenuidad ideológica, que no necesariamente deben ir asociadas. Pero con García este no es obviamente el caso: ha demostrado carecer de ambos rasgos de carácter. ¿Qué es entonces lo que debería preocuparnos? No es cuestión de averiguar si ha madurado, pues eso dice poco. Así como un vino torcido no va a mejorar con el paso del tiempo, un gobierno corrupto e ineficiente como el suyo (inflación maníaca, dólar MUC, Mirages, BCCI, Frontón, Polay, tren eléctrico, burocracia partidaria desenfrenada, etc.) no se convertirá milagrosamente en uno que luche contra esa lacra y reforme adecuadamente el Estado. No solo su persona cuenta: la presión del embalse de voracidades partidarias postergadas constituirá un serio obstáculo en ese horizonte. No seamos nosotros los ingenuos. Ante esa situación, es oportuno sopesar esos impulsos narcisistas que en el 85 nos dejaron en la ruina, por incapacidad del presidente para reconocer sus gigantescos errores, así como por una actitud complaciente ante la corrupción, poniéndoles límites, invirtiéndoles la polaridad.

Esto significa que le estaríamos dando una última oportunidad para pensar menos en su imagen y más en lo que realmente cuenta, a saber la indispensable modernización de la sociedad, en un contexto de solidaridad, justicia y equidad. Si algo de esto funciona, no habrá borrado los graves perjuicios que se le imputan -en materia de derechos humanos, por ejemplo- porque son imprescriptibles en la memoria colectiva. Pero la Historia registrará que en algo los reparó simbólicamente. Por nuestra parte, quiere decir que debemos estar dispuestos a hacerle saber que sí nos queda otra, que no vamos a votar por él a cualquier precio. Incluso si eso significa hacerlo en cualquier otro sentido, y asumir las consecuencias. Si no somos capaces de emitir esas señales y sostenerlas, entonces nos merecemos el abismo.
Artículo publicado por Jorge Bruce en el diario Perú 21

1 Comments:

Blogger luminosaoscuridad said...

ESTAMOS GOBERNADOS POR UNA MANADA DE BÚFALOS CODICIOSOS.

agosto 23, 2007 2:15 p. m.  

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