martes, abril 25, 2006

Todo es posible. Por Rafo León

Con su conocido estilo, siempre abierto a un toque de humor, Rafo León comparte sus especulaciones sobre la segunda vuelta que se viene.
Todo es posible
En la dimensión desconocida del Perú, cualquier cosa puede suceder
Por Rafo León

COSAS DIFÍCILES de imaginar se convierten en el Perú en disyuntivas cotidianas. Jamás en mi vida pensé realmente tener que votar por Alan García par así salvar la democracia. Trabajo viajando por el país, paso muchas horas manejando una camioneta por carreteras modernas, por rutas truculentas, por trochas invisibles y escucho música para ponerle ritmo a mis pensamientos. Son eternas horas para dejar pasear por la cabeza las ideas más delirantes y alucinatorias. Pero repito, nunca imaginé que esa opción –que me ha acompañado masoquistamente en muchos de mis viajes, útil para dejarla de lado y decirme a mí mismo, "qué alivio, era una fantasía"- se hiciera realidad, y ahora resulta que non nos queda otra a quienes creemos que la alternativa de Humala es la alternativa de un cachaco impresentable, de perfil siniestro y planes fascistoides.

MUÑECA DE VENTRÍLOCUOS
Tampoco estuvo alguna vez en mis planes darle mi voto a Lourdes Flores, sobre el principio de que la derecha estaba poniéndose al día en ese equilibrio difícil entre economía libre y bienestar para todos. Siempre vi a Lourdes como la ficha bienintencionada de empresarios y grupos de poder directamente pinochetistas y chinochetistas, clientelistas sin remedio, mercantilistas de nacimiento. La Flores parece haber quedado fuera de juego y su declive es lo que ha vuelto real esa fantasía absolutamente absurda con la que he coqueteado para darle descanso a mis obsesiones en los viajes, la de tener que elegir a Alan para evitar un colapso mayor.
Si el Perú es el reino de lo posible, habrá entonces que permitirse cualquier lucubración, pues los peruanos ya hemos adquirido el derecho a enloquecer como una manera de sostener la lógica de lo que venga. Hace poco hice un largo viaje por tierra y entonces me puse a pensar, deliberadamente, en algo que pareciera el borde del borde, y me salió lo siguiente: Fujimori y toda su canalla han estado demasiado tranquilos y civilizados en relación con los resultados de la primera vuelta. No les va ese traje de la ponderación y el respeto por las decisiones electorales. Algo están cocinando y el resultado será algún plato envenenado que desvíe los acontecimientos hacia sus propios fines. Pero, ¿qué? Me devoraba los kilómetros de carretera asfaltada, las dunas pasaban a gran velocidad a ambos lados del camino. El delirio empezó a funcionar.

EL REGRESO DEL CHINO
Antes de la segunda vuelta, Fujimori –perfectamente asesorado por Montesinos- decide venir al Perú a ponerse a derecho. Entonces, llega, entra por el aeropuerto y nos regala desde la ventanilla del auto policial esa sonrisa de hiena con la que nos gobernó por diez años. El país enloquece, algunos piensan que la justicia por fin llegó para quedarse, otros, que estando acá el Chino podrá manejar mejor las cosas que desde una prisión en Santiago. De pronto Fujimori se convierte en el personaje político más importante de la escena. Un día antes de las elecciones suelta la consigna: hay que votar por Humala contra los políticos tradicionales, el comandante será el único capaz de continuar lo avanzado en una década de pragmatismo nacionalista. Con el respaldo de la horda fujimorista, Humala barre como nunca antes había barrido nadie en la historia del Perú, setenta por ciento, o más. La mayoría obtenida en el Conbreso le permite al presidente Humala cambiar la Constitución en un papazo y dejar al día siguiente a dos: Antauro y el mismo Fujimori. Me para un policía, he excedido el límite de velocidad. "Jefe, disculpe, me he vuelto loco por un instante". Se lo cuento todo, "imagínese, regresa el Chino y le dice a todo el mundo que hay que votar por Ollanta. Se exculpa a Antauro y al Chino, cómo no voy a meterle la pata al acelerador con un pensamiento de esa naturaleza". El policía se levanta los lentes de sol, "caballero, usted no se ha vuelto loco, lo felicito, prácticamente es un analista político de primera, siga nomás, pero no corra tanto".

Publicado en la sección Abrapalabra de la revista Somos (N° 1011), suplemento del diario El Comercio, en Lima, Perú, el sábado 22 de Abril de 2006.