jueves, julio 31, 2008

Guerra de mudos. Por Carlos Iván Degregori

Carlos Iván Degregori opina sobre el conflicto entre la Municipalidad de Lima y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, desatado por la construcción del intercambio vial en dos avenidas limeñas que bordean la ciudad universitaria de San Marcos. La ciudad de Lima y la Universidad San Marcos, como nos recuerda Degregori, tienen casi 500 años y se ven enfrentadas en una "guerra de mudos".

Guerra de mudos
Por Carlos Iván Degregori

Es evidente a estas alturas que el alcalde Luis Castañeda encuentra serias dificultades para pasar de escaleritas amarillas a anillos viales y otros proyectos de envergadura metropolitana. Es también indudable que su mutismo resulta cada vez más insostenible.

En estos días, el alcalde mudo se enfrenta sin decir palabra al rector mudo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. El motivo: las obras del intercambio vial entre las avenidas Universitaria y Venezuela.

Es triste reconocerlo pero, en el plano legal, el principal responsable de la situación en la que se encuentra San Marcos, que pierde amplios terrenos de su campus y queda en los últimos días desguarnecida y sin muro perimétrico, es el rector Luis Izquierdo, exitoso oftalmólogo que en mala hora tuvo la ocurrencia de adornar su currículo con el título de rector de San Marcos, sin tener idea de cómo gobernarla.

EL RESULTADO: una crisis administrativa generalizada; un desastre académico en muchas facultades; el desmontaje de mucho de lo logrado durante la anterior administración del historiador Manuel Burga, entre ello la desaparición de San Marcos de la escena pública y el debate nacional. Y en lo que se refiere al conflicto con el municipio, una negociación débil, que no supo tomar en cuenta ni los derechos de la universidad ni la sensibilidad de estudiantes y profesores, y la firma de convenios de espaldas no solo a esa sensibilidad sino al asesoramiento de instituciones especializadas como la Universidad Nacional de Ingeniería.

Es cierto que en situaciones normales las diferencias deben resolverse a través del diálogo y por los cauces legales. Pero cómo dialogan el alcalde mudo, que mete tractor un domingo de madrugada -cuando ya sabe que la situación se ha tornado explosiva-, con el rector balbuceante que dos días antes huye de una Asamblea Universitaria para no tratar el problema y que cree resolver los cuestionamientos a su gestión incorporándose a una amplia movilización de sanmarquinos. Recién entonces, Izquierdo pide públicamente el diálogo mientras la comunidad universitaria vive el suspenso de no saber cómo dialogará un gobierno universitario mudo y sordo a los reclamos de sus representados.

LOS PAGANOS: la comunidad universitaria y, en especial, la inmensa mayoría de estudiantes, para los cuales que los tilden de "terroristas" debe sonar tan exótico como si los llamaran pierolistas o realistas; los trabajadores de las obras, que en defensa de sus puestos de trabajo acaban haciéndole el trabajo sucio al mudo del Palacio Municipal; y, por supuesto, los vecinos y los limeños en general, que ven cómo las obras de San Marcos se suman a las revisiones técnicas, el zanjón y la cantidad de obras sin terminar o a medio hacer, que revelan la ineficacia y las maneras autoritarias de la alcaldía metropolitana.

Ojalá la invocación de la Defensoría del Pueblo y del Colegio de Ingenieros de Lima haga el milagro y las máximas autoridades de una ciudad y una universidad con casi cinco siglos de existencia se pongan, por una vez, a la altura de las circunstancias y logren una reformulación del proyecto que sea satisfactoria para todas las partes.

http://peru21.pe/impresa/noticia/guerra-mudos/2008-07-08/2318

domingo, julio 06, 2008

Con nuestros votos imbéciles. Por Javier Marías

El lúcido escritor español Javier Marías opina frontalmente sobre la llamada "Directiva del retorno", aprobada por el Parlamento de la Unión Europea. Como es sabido, la "Directiva del retorno" permitirá a las autoridades detener hasta por 18 meses (privándolas de su libertad) a "inmigrantes irregulares".

Con nuestros votos imbéciles.
por Javier Marías.

Uno de los mayores peligros de nuestro tiempo es el contagio, al que estamos expuestos más que nunca –en seguida sabemos lo que ocurre en cualquier parte del mundo y podemos copiarlo–, y en unas sociedades en las que, además, nadie tiene el menor reparo en incurrir en el mimetismo. Y a nadie, desde luego, le compensa ser original e imaginativo, porque resulta muy costoso ir contracorriente. Es el nuestro un tiempo pesado y totalitario y abrumador, al que cada vez se hace más difícil oponer resistencia. Y así, las llamadas “tendencias” se convierten a menudo en tiranías.

Una muestra reciente de esta rendición permanente ha sido la aprobación por aplastante mayoría, en el Parlamento Europeo, de la “directiva de retorno” para los inmigrantes ilegales. Es ésta una directiva repugnante, llena de cinismo y falta de escrúpulos, que a muchos europeos –pero ay, no a los bastantes– nos ha hecho sentir vergüenza de pertenecer a este continente.

Como si se tratara de una parodia de Chaplin o Lubitsch, el ponente y promotor de dicha directiva ha sido un eurodiputado alemán del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, que apareció en televisión muy ufano de su vileza y vestido de tirolés, cuando a nadie se le oculta qué clase de gente se viste así, todavía, en su país y en Austria. A este individuo grotesco le han dado la razón y sus votos no sólo sus correligionarios franceses (a las órdenes de Sarkozy), italianos (a las de Berlusconi, Bossi y Fini, notorios e indisimulados racistas), polacos (a las de los nacional-católicos gemelos Kaczynski), españoles (a las de Rajoy y sus flamantes “moderados”) y demás, sino también un buen puñado de eurodiputados socialistas, incluidos dieciséis de los diecinueve que España tiene en la Cámara (a las órdenes de Zapatero).

Yo no sé con qué cara se atreverán el Gobierno y el PSOE, a partir de ahora, a proclamarse justos y democráticos y humanitarios, puesto que con sus votos propugnan que se “retenga” durante año y medio –año y medio– a un inmigrante ilegal cuyo único delito haya sido entrar clandestinamente en un país europeo huyendo del hambre, la guerra y la desesperación. Y asimismo propugna que los menores puedan ser enviados sin garantías a cualquier país, aunque no sea el suyo de origen. Todos sabemos lo que espera a esos críos: en algún punto del trayecto, una red de traficantes que, con el visto bueno de los europeos, se los llevarán a donde les parezca para utilizarlos como les plazca: esclavos, objetos sexuales, combatientes, donantes involuntarios de órganos. Y esto se producirá mientras los gobernantes europeos, con la mayor hipocresía, dicen preocuparse cada vez más por los riesgos que acechan a nuestros menores.

Durante años se ha hecho la vista gorda con los inmigrantes ilegales. Se los ha explotado como mano de obra barata, casi gratuita, y se ha callado convenientemente que eran necesarios para nuestras economías y para que cubrieran los puestos de trabajo que los europeos –ya muy señoritos– se niegan a cubrir. Queremos que alguien recoja la basura y barra las calles, cuide de nuestros abuelos enfermos y de nuestros niños malcriados y consentidos, ponga los ladrillos de las cien mil construcciones vandálicas que han propiciado la corrupción de los alcaldes y la codicia de los promotores inmobiliarios, se ocupe de las faenas más duras del campo y limpie nuestras alcantarillas. Nosotros no estamos dispuestos a ensuciarnos las manos ni a deslomarnos. Que vengan esos negros, sudacas y moros a servirnos, esos rumanos que no tienen donde caerse muertos y que se prestarán a cualquier cosa, más les vale. Les daremos cuatro cuartos y asunto liquidado. Ahora, sin embargo, nos hemos hecho muy mirados con los cuatro cuartos, porque hay “crisis”. Hemos visto que algu¬nos de esos inmigrantes delinquen –como si no delinquieran algunos españoles, italianos, alemanes o franceses de pura cepa– y, contagiados por Berlusconi y sus compinches –los cuales nunca han delinquido, por cierto, no se entiende por qué tienen tantas causas abiertas que los incriminan–, empezamos a pensar que todos esos inmigrantes son unos criminales. Y, como lo pensamos, aprobamos una directiva que los convierta en tales por el mero hecho de existir y haber osado pisar suelo europeo. Se los detendrá hasta año y medio, y sin asistencia judicial, como si fueran presos de ese Guantánamo contra el que los europeos aún nos atrevemos a clamar.

Mientras tanto, ese propio Parlamento, quizá en previsión de la próxima escasez de mano de obra foránea y barata, permite también que nuestra jornada laboral alcance las sesenta e incluso las sesenta y cinco horas semanales. Algo nunca visto ni tolerado desde 1917. Y añaden hipócritamente: “según el libre acuerdo entre contratadores y contratados”. ¿Libre acuerdo? Todos sabemos también lo que ocurrirá. El empleador le dirá al empleado: “Usted trabajará sesenta horas. Si no le gusta, es libre de no aceptar, pero yo no voy a cambiar mis condiciones”. ¿Y qué creen que contestará el empleado, en una Europa en la que el empleo es precario y en la que se lleva decenios convenciendo a la gente de que se hipoteque de por vida para comprar un piso de mierda que habrán construido esos negros y sudacas a los que toca detener y expulsar? No me extrañaría que de aquí a poco los europeos tengan que envainarse su señoritismo y que volvamos a verlos barriendo calles, sólo que durante diez horas al día, seis días a la semana. Esta es la repugnante Europa que construimos, con nuestros votos imbéciles.

Tomado de: © Diario EL PAÍS S.L
http://www.elpais.com/articulo/portada/votos/imbeciles/elpepusoceps/20080706elpepspor_9/Tes/

martes, abril 29, 2008

Bolivia en peligro. Por Vicente Massot

El analista político Vicente Massot en una nota sobre la coyuntura actual de Bolivia.

Bolivia en peligro
por Vicente Massot

Sin perjuicio de reconocer la validez de los argumentos que, en contra del férreo centralismo paceño, esgrimen las autoridades departamentales de Santa Cruz de la Sierra, Beni, Pando y Tarija, y la gran mayoría de sus respectivas poblaciones, en Bolivia cuanto se halla en disputa es la forma a través de la cual se redistribuirá el poder a partir del próximo domingo, cuando se sustancie, entre los cruceños, un crucial referéndum para convalidar el estatuto autonómico que será puesto a votación.
Pese a los intentos que fueron enderezados en las últimas semanas por el gobierno de Evo Morales a parar el acto electoral "a como dé lugar" -según la inequívoca expresión del ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana- hay un proceso autonómico que parece irreversible. Desde el referéndum que transparentó, a mediados de 2006, la voluntad de cuatro de los nueve departamentos del país de poner coto al sistema unitario vigente, abrazando la solución autonómica, hasta la serie de comicios para ratificar ese camino que se llevarán a cabo primero en Santa Cruz y luego en el Beni y Pando, el 1° de junio, y en Tarija, el 22 de ese mismo mes, a Evo Morales y a su partido gobernante, el MAS, les ha sido imposible frenar semejante impulso. Si fuera producto de un capricho localista o el programa interesado de una feroz oligarquía -como insisten en repetir sus enemigos-, el fenómeno autonómico ni habría echado tan hondas raíces ni podría demostrar semejante fortaleza.
Lo que pocos dicen -como consecuencia, quizá, de la extendida tradición unitaria, presente desde el nacimiento del país- es que la reivindicación de los departamentos de la así llamada Media Luna arrastra, implícitamente, un planteo federalista puro y duro. El cambio de un sistema de organización por otro, que en países con instituciones de mayor solidez y sin el ánimo confrontativo palpable en Bolivia sería de realización trabajosa, en nuestro vecino amenaza con desatar una verdadera tempestad.
Tal como se han plantado en el campo de combate, ninguno de los dos bandos está dispuesto, de momento, a retroceder, lo que lleva a pensar que las diferencias de naturaleza jurídica no habrán de zanjarse a través de las instituciones. Poco importa quién tiene razón. Más allá de la constitucionalidad de determinadas leyes -que nadie puede determinar a ciencia cierta, por haber sido disuelto el tribunal competente, por orden del gobierno-, el proceso no tiene retorno, en virtud de tres motivos fundamentales. Bolivia, a diferencia de épocas anteriores -tanto o más turbulentas que ésta-, carece de personalidades de la talla de Víctor Paz Estenssoro, René Barrientos o Hugo Banzer. Ellos, a pesar de sus diferencias, tenían una envergadura nacional capaz de armonizar los intereses en juego y atemperar el conflicto entre los sectores sociales.
La segunda causa es directamente proporcional a la súbita aparición en el escenario político del indigenismo como ideología de poder militante. Nunca antes los pueblos originarios -para llamarlos de la manera que a ellos más les gusta- habían tenido el protagonismo actual. El tercer dato que cambió para siempre el panorama boliviano ha sido el vertiginoso crecimiento económico y poblacional de Santa Cruz de la Sierra.
Treinta años atrás, poco más o menos, el descubrimiento de reservas de gas en Tarija que, fuera de las venezolanas, no tienen igual en la América hispánica, obró un giro copernicano en el proceso productivo del país. Santa Cruz se convirtió en la locomotora de la economía y generó un proceso migratorio interno que la llevó de los 50.000 habitantes de la década del 70 a 1.200.000, que hoy pueblan la capital del departamento. En un contexto político, social, étnico, geográfico e ideológico distinto, tamaño desarrollo podría haber funcionado bajo el paraguas del unitarismo paceño. Pero ya no es posible.
¿Cómo aceptar que La Paz se quede con el 75% del PBI de unos departamentos que sólo actúan a la manera de agentes de retención de sus riquezas y luego deben atenerse a los dictados del unitarismo fiscal?. El estatuto de Santa Cruz legitimará, el domingo, 40 nuevas competencias exclusivas a expensas de las autoridades centrales y, tarde o temprano, pasará a manejar, si prospera la vía autónoma, el 60% de su producto bruto interno (el 40% del total del país), además de redefinir el modelo tributario y regionalizar el manejo de los sistemas de salud, educación y policía. Lo mismo sucederá en Pando, Beni y Tarija (cuyo PBI equivale al 12% del total nacional y que generan el 70% de la producción energética). No lo harán de la noche a la mañana, pero ese es el propósito último de la autonomía.
Cualquiera puede darse cuenta de que si un programa así es aprobado (lo cual es seguro) y si siguen igual camino los otros departamentos, a excepción de La Paz y Oruro, el gobierno de Morales tendrá que elegir una de estas dos variantes: o tolera lo que hasta ahora ha calificado de ilegal y se sienta a negociar, o dobla la apuesta, acusa a sus opositores de violentar el orden constitucional y pone en marcha una estrategia represiva, con la cual la propaganda de La Paz alardea más de lo conveniente en estos días. Con todo, reducir por la fuerza las voluntades de medio país, aunque la empresa tuviera éxito, implicaría un costo imposible de asimilar para Evo Morales.
Avanzar sobre una Santa Cruz de la Sierra de 40.000 habitantes, como lo hizo el entonces gobernante Movimiento Nacionalista Revolucionario en 1958 y 1959, cometiendo toda clase de tropelías, es distinto que utilizar fuerzas paraestatales con el propósito de atacar o cercar una urbe de más de un millón de almas. Si Evo Morales y su vicepresidente, Alvaro García Linera, optaran por la solución armada, la guerra civil estaría a la vuelta de la esquina. Las experiencias fallidas que en la materia ha cosechado el gobierno del MAS cada vez que en los últimos meses ha puesto en marcha medidas punitivas con el concurso de las fuerzas armadas o de las bandas paraestatales que le responden que deberían enseñarle algo.
Si comparamos las fortalezas y debilidades de los contendientes, está claro que las ventajas del gobierno central radican en la subordinación de las fuerzas armadas a su comandante natural, el presidente de la República; el control de las principales agencias estatales, el manejo indiscriminado de la tesorería, su peso mediático, el apoyo de una vasta red de organizaciones no gubernamentales a nivel mundial y de la mayor parte de los países representados en la ONU y la importante, aunque no siempre mensurable, ayuda de Cuba y Venezuela. La Media Luna y, de manera especial, Santa Cruz cuentan con el respaldo mayoritario de su población -lo que, sin duda, quedará transparentado en los comicios por venir- y una mística a prueba de balas. En conjunto, son el motor de la economía boliviana.
El problema de fondo no es tanto la intención de la mayoría de los departamentos de modificar la matriz unitaria de la nación, sino la existencia de dos Bolivias tan desiguales y enfrentadas que imaginar un principio de solución no es fácil. Hay enconos étnicos que el indigenismo militante y la aprobación oficialista en la Constituyente de la autonomía territorial de las comunidades originarias, en igualdad de condiciones con las departamentales, no han hecho más que agravar. Esos odios se solapan con otra realidad indisimulable: el altiplano nada tiene que ver, desde el punto de vista económico, con la Media Luna, no sólo en términos de productividad y desarrollo: también en punto a sus visiones ideológicas.
Cuando García Linera afirma, en consonancia con su conocida militancia marxista, que el libre comercio se ha acabado en Bolivia, o cuando el jefe de la Coordinadora de los Pueblos Etnicos, Manuel Dosapei, sostiene sin tapujos que sólo está de acuerdo "con la autonomía territorial de los pueblos indígenas que sea participativa y no excluyente, como la de Santa Cruz", transparentan pensamientos legítimos que suponen un programa incompatible con el de la otra mitad de Bolivia. Lo prueba el abismo que existe entre el texto constitucional aprobado en diciembre del año pasado y el núcleo duro de los diversos estatutos autonómicos alrededor de los cuales han decidido organizarse los departamentos disidentes desde el domingo. Conciliar las visiones anacrónicas del incario con los presupuestos de la globalización contradice toda lógica, y, sin embargo, de eso se trata.
¿Sobre qué bases podría, entonces, iniciarse un diálogo para acercar a las partes? Todos los prefectos involucrados en el tema coinciden con el de Santa Cruz de la Sierra, Rubén Costas, en que el diálogo tiene que ser después del domingo. Ese será el momento propicio para dar forma a una negociación trascendental, de cuyo desenlace puede depender la suerte de la Bolivia que conocemos. Nadie medianamente serio y representativo del bando autonómico ha insinuado siquiera la posibilidad de dar alas a un planteo separatista, que pondría en tela de juicio la unidad nacional. Las fuerzas centrífugas respecto del centralismo aspiran, en primera instancia, a consagrar unas competencias descentralizadoras, sin que ello desmerezca las facultades indelegables del Estado en materias fundamentales como el manejo de las relaciones exteriores y la defensa, por ejemplo, para, más adelante, avanzar hacia un modelo que, póngasele el nombre que se desee, será una variante federalista.
En el horizonte boliviano se recortan, amenazantes, los tenebrosos jinetes del Apocalipsis que, en el decurso de su derrotero histórico, han aparecido una y otra vez, cruzando en diagonales como ésta el pasado de nuestro vecino por los desencuentros lacerantes de fines del siglo XIX, los sucesos que terminaron con un presidente, Gualberto Villarruel, colgado de un farol; la guerra civil de 1949, y la cruenta revolución gestada por el MNR en 1952. No sería lo mismo padecer una crisis de gobierno cuyo final, por accidentado que sea, nunca deja a la nación al borde del precipicio, que una crisis de Estado, cuya naturaleza reside en replantear las bases de la convivencia. La primera supondría el recambio de una o más conducciones; la segunda, un salto peligrosísimo al vacío.
Publicado en el diario La Nación de Argentina: http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=1008194

lunes, abril 28, 2008

Chichi. Por Rocío Silva Santisteban

La destacada poeta y periodista Rocío Silva Santisteban opina sobre el giro de la periodista Cecilia "Chichi" Valenzuela.

Kolumna Okupa. Chichi
Por Rocío Silva Santisteban

La conocí hace años cuando ella compartía casa con otra amiga arequipeña y era estudiante de literatura de la Universidad Católica. Algunos colegas la recuerdan como una excelente jefa de prácticas e incluso añoran su belleza que se distinguía por su cabello y cierta simpatía. A Chichi le gustaba la literatura y se sentía perfectamente seducida por autores como Alfredo Bryce. Posteriormente leí algunos de sus textos en Caretas, como la entrevista al general Salinas Sedó desde la cárcel que ella, rompiendo las medidas de seguridad de la recién estrenada dictadura, consiguió. Una vez le hice una entrevista, a mediados de los 90, a propósito del estreno de su programa de televisión, nos tomamos un café y me pareció amable.
¿Qué sucedió con la antigua muchacha que tenía ansias de triunfo y afanes de periodista?, ¿es la televisión y el supuesto éxito mediático un Rey Midas del cinismo, del descaro y la soberbia? Ahora Cecilia Valenzuela no solo exhibe un estilo insuflado de añagazas, de altanería y arrogancia, sino que se considera –con verdadera fe, además– la absoluta dueña de la verdad, lanzando frases hechas convertidas en clichés para el recuerdo, "verdades duras" que pretenden convencer a los sectores D y E con el mismo estilo que los gamonales arequipeños utilizaban para convencerse a sí mismos de su bondad: asumiendo que el otro, el pongo o el televidente, es un ser que debe de ser tutelado y encaminado por la vida.
Pero el pongaje quedó atrás, Chichi. Hoy un evidente malestar se ha despertado entre sectores de la ciudadanía –que ocupan también un espacio virtual con voz propia– a propósito del "reportaje" de César Hildebrandt Chávez el lunes último en La Ventana Indiscreta. Las personas que no están atentas a los detalles de las noticias vinculadas a Melissa Patiño, la estudiante de San Marcos capturada el 29 de febrero en Tumbes con pruebas deleznables (¡¡lean el auto apertorio!!), podrían haber sido sorprendidas con las "extrañas verdades" que se deslizan en esos videos.
El ex periodista de La Ventana Indiscreta Marco Sifuentes ha puesto en evidencia a sus ex colegas mostrando en su blog, uterotv.com, los diversos "errores" de esta historia y dejando claro que, en realidad, este video de un seguimiento de la policía a los presuntos implicados ha sido sospechosamente editado para generar la desconfianza en la opinión pública. El "reportero" Hildebrandt Chávez además de decir falsedades –como que el conocido militante y periodista Beto Vera era la "pareja sentimental" de Melissa– no exhibe sino lo ya sabido: que viajaron los siete juntos, que Roque Gonzalez compró los pasajes, que esperaron en el terminal de Flores, que ella tomaba agua mientras hablaban entre ellos. El verdadero novio de Melissa, Giancarlo Huapaya, también estuvo allí, pero no sale en los videos (qué raro).
Luego del video Cecilia Valenzuela conversa con la agente "Canela", a quien el diario La Primera, sin mencionar su nombre, signó como la responsable de un grupo operativo de la policía que ha estado infiltrándose en diversas manifestaciones. Lo primero que dice la agente –como lo ha notado Silvio Rendón en su blog– es que "los policías han sido agraviados y abusados por la libertad de expresión y la democracia en la que vivimos actualmente", es decir, gozando de su libertad de expresión y la del programa mencionado, "Canela" se queja de la libertad de expresión y de "esta democracia". ¿Es ella la anti-sistema, todo no es más que una cantinflada o qué nos pretende insinuar con sus lamentos ante "tanta democracia"?
Recordemos los días en los cuales fueron apresados en Tumbes los "terroristas de cumbres": el ministro del Interior –que aún no sabemos gracias a qué extraña suerte sigue donde está– era duramente criticado por el Parlamento y por la propia prensa ante su inoperatividad por las compras de los patrulleros y, de pronto, como por arte de magia surge el pantallazo: un grupo de siete "presuntos terroristas" es capturado. Qué bonito: toda la ciudadanía, y los embajadores, y los invitados a las cumbres, podemos respirar en paz.
Una ola de represión ante el pánico de que durante "las cumbres" se sucedan actos de protesta que evidencien el desaliento de las clases trabajadoras es el gatillo de esta criminalización de la disidencia (recordemos también las denuncias en Piura, la captura de los ashuar, las amenazas contra Francisco Soberón). Criminalización a la que cierto periodismo, como el que ejerce Valenzuela, se presta perfectamente. Si cualquier peruano es un "terrorista" en potencia porque estamos a favor de que los problemas sociales se resuelvan con equidad, entonces, como dice Paco Bardales, "captúreme a mí también, señor ministro".
Publicado en el suplemento Domingo de el diario La República (27/04/2008):

domingo, enero 21, 2007

El ojo que llora. Por Mario Vargas Llosa

El ojo que llora.
Por Mario Vargas Llosa

Si usted pasa por Lima, trate de ver "El ojo que llora", en una de las esquinas del Campo de Marte, en el distrito de Jesús María. Es uno de los monumentos más bellos que luce la ciudad y, además, hay en él algo que perturba y conmueve. Pero, apresúrese. Porque no es imposible -el Perú es el país de todos los posibles- que una singular conjura de la ignorancia, la estupidez y el fanatismo político acabe con él.

Consiste en una piedra instalada en el centro de un estanque, rodeado de un laberinto de círculos de cantos rodados y senderos de grava de mármol morado que abarca un vasto espacio de árboles donde cotorrean bandadas de loros y trinan los pájaros. La imponente piedra de granito negro, tiene un ojo insertado -otra piedra, recogida en los arenales de Paracas- que lagrimea sin cesar y, según la perspectiva desde la que se la mire, sugiere los contornos de tres animales míticos de las antiguas civilizaciones peruanas: el pico del cóndor, la boca de un crótalo y la silueta del puma.

Lika Mutal, la autora de esta escultura, una holandesa avecindada en el Perú hace 39 años, encontró esta piedra en un cerro del norte, cerca de un cementerio prehispánico saqueado por los depredadores de tumbas. Con grandes cuidados la trajo a su taller de Barranco y convivió allí con ella varios años, convencida de que algo, alguien, en algún momento le indicaría qué partido sacarle. La experiencia decisiva ocurrió en el año 2003, cuando la escultora visitó una de las más extraordinarias exposiciones que se hayan presentado en el Perú: "Yuyanapaq", una muestra de fotografías que documentaba con tanto rigor como excelencia los años de la violencia política desencadenada a partir de la guerra revolucionaria y terrorista de Sendero Luminoso, que, en una década, según las conclusiones de la Comisión de la Verdad, provocó la muerte y la desaparición de cerca de 70.000 peruanos, la inmensa mayoría de ellos pertenecientes a los estratos más pobres y marginados de la sociedad.

Ese mismo día, con el pecho todavía encogido por la pesadilla infernal de aquellas imágenes de indecible crueldad y sufrimiento de "Yuyanapaq", Lika Mutal concibió el conjunto escultórico de "El ojo que llora". La Madre Tierra -la Pachamama- diosa ancestral de todas las antiguas culturas americanas, llorando por la violencia que han provocado y padecido sus hijos a lo largo de la historia. En el laberinto de cantos rodados -cerca de 40.000- se inscribirían los nombres de todas las víctimas de la violencia, de modo que el monumento sería también un símbolo de reconciliación y de paz.

Las creaciones artísticas inspiradas en buenas intenciones sociales, religiosas, morales o de cualquier orden ajeno al propiamente estético, suelen ser esos bodrios convencionales y cursis que generalmente afean los recintos oficiales. Pero "El ojo que llora" no es nada de eso. Sus propósitos altruistas no le restan originalidad, elegancia, vigor, y las formas elegidas así como la combinación de piedras que lo componen en los que las limaduras, cortes o añadidos efectuados por la artista son mínimos, crean una atmósfera impregnada de recogimiento y alarma, una tensa serenidad. Es imposible no sentir una enorme tristeza ante los miles de nombres escritos por voluntarios en aquellos cantos rodados, entre los que figuran muchas criaturas de pocos meses o pocos años, e innumerables inocentes a los que el terror sacrificó sin el menor escrúpulo en aquellos años de odio y locura ideológica.

¿Era realista la idea de inscribir en los cantos rodados del monumento los nombres de todas las víctimas de la violencia, es decir, juntar y mezclar a quienes cayeron bajo las bombas, balas, cuchillos y pedradas senderistas con los asesinados o desaparecidos por las fuerzas del orden? En un principio pareció que sí, pues cuando se inauguró "El ojo que llora" el 28 de agosto de 2005, como etapa inicial de una Alameda de la Memoria, que constaría de un museo donde se exhibirían de manera permanente las imágenes de "Yuyanapaq", no hubo voces discrepantes. Por el contrario, menudearon las alabanzas y el Memorial de Lika Mutal recibió varios reconocimientos internacionales.¿Qué ha ocurrido desde entonces para que ahora se haya iniciado una dura campaña de críticas e improperios contra "El ojo que llora" a la que cierta prensa llama un Monumento al Terrorismo y pide incluso su demolición? Ha ocurrido una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, condenando al Estado peruano por la matanza de 41 internos senderistas en el penal limeño de Castro Castro, entre el 6 y el 9 de mayo de 1992. El fallo de la Corte de San José (Costa Rica) ordena al Estado desagraviar a las víctimas, con una retribución económica a sus parientes y familiares por una suma conjunta de cerca de 20 millones de dólares, e inscribir los nombres de quienes fueron ejecutados extrajudicialmente en aquella ocasión en las piedras de "El ojo que llora".

Este fallo ha provocado una tempestad de protestas. Tanto el Gobierno de Alan García como buena parte de la oposición han rechazado una sentencia que -es el argumento principal de los críticos- singulariza como víctimas de la violencia a los propios terroristas fanáticos que la desencadenaron y olvida, o relega a un segundo plano borroso, a los casi 2.000 oficiales y soldados victimados por Sendero Luminoso y el MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru) y a las decenas de miles de civiles inocentes exterminados a mansalva por los terroristas en su delirio mesiánico.

Sin embargo, considerando en frío, como decía César Vallejo, la violencia no es excusa para la violencia, y que los senderistas y sus congéneres fueran unos homicidas despreciables -yo lo sé muy bien pues también a mí trataron de desaparecerme- no justifica en modo alguno que fueran torturados, asesinados, y las senderistas violadas (como dice la sentencia de la Corte Interamericana que ocurrió en Castro Castro en aquella ocasión) por las fuerzas del orden.

El Gobierno que perpetró esa matanza no era democrático ni constitucional. Era el Gobierno autoritario de Fujimori, nacido de un auto-golpe que, apenas un mes antes de aquella matanza, clausuró el Parlamento, e inauguró un período siniestro de crímenes y robos vertiginosos en los que centenares de millones de dólares mal habidos fueron a parar a cuentas secretas de medio mundo y en el que, con el pretexto de la lucha contra el terror, se violaron los derechos humanos de los peruanos con una ferocidad y alevosía sin precedentes en la historia del Perú.

En esos años de oprobio una de las pocas instancias con las que contaban los peruanos para denunciar los diarios abusos de que eran víctimas era la Corte Interamericana, pues la justicia en el Perú pasó a ser -como todas las instituciones, por lo demás- un dócil instrumento de la satrapía cleptómana de Fujimori y Montesinos. Es difícil entender que lo haya olvidado un Gobierno presidido por Alan García, quien, precisamente, gracias a un fallo de la Corte Interamericana recobró sus derechos civiles, que la dictadura de Fujimori le había violentado, y pudo regresar del exilio para ser candidato en las elecciones del año 2000. Entiendo que los supérstites y nostálgicos de la dictadura fujimontesinista pidan, con motivo del reciente fallo, que el Perú se retire de la Corte Interamericana. Pero que también lo pidan partidos y personas que creen en la democracia sólo muestra lo confusa y frágil que es en el Perú la noción de lo que implica esta palabra y de lo que es la cultura de la libertad.

Esto no significa que el fallo de la Corte no merezca críticas. Quizás el más grave de sus errores es ordenar que se inscriban los nombres de las víctimas de la matanza de 1992 en una escultura que no pertenece al Estado, que es del dominio privado y sobre cuya forma y contenido ni la Corte ni el Gobierno, sólo su autora, puede decidir. Por lo demás, fuera de ese error, hay otro: los nombres de aquellos senderistas asesinados en Castro Castro ya figuran en aquellas piedras, pues sus parientes los habían hecho inscribir. Esta revelación ha provocado nuevas protestas de familiares de víctimas del terrorismo, que, comprensiblemente, no quieren semejante coexistencia de sus deudos con sus victimarios.

¿Hay alguna forma de solucionar este impasse? Sí. Dar media vuelta a los cantos rodados con los nombres que figuran en ellos, ocultándolos temporalmente a la luz pública, hasta que el tiempo cicatrice las heridas, apacigüe los ánimos y establezca alguna vez ese consenso que permita a unos y a otros aceptar que el horror que el Perú vivió a causa de la tentativa criminal de Sendero Luminoso -repetir la revolución maoísta en los Andes peruanos- y los terribles abusos e iniquidades que las fuerzas del orden cometieron en la lucha contra el terror, no dejaron inocentes, nos mancharon a todos, por acción y por omisión, y que sólo a partir de este reconocimiento podemos ir construyendo una democracia digna de ese nombre, donde ya no sean concebibles ignominias como las que ensuciaron nuestros años ochenta y noventa.

Si eso llega a ocurrir, y la piqueta de los bárbaros no se ha cargado antes "El ojo que llora", peruanos y extranjeros se sentirán admirados y a la vez entristecidos recorriendo el laberinto de cantos rodados de Lika Mutal. Y pensarán tal vez en lo paradójico que son el arte y la vida, capaces de engendrar, a partir del horror y el sufrimiento, algo tan intenso y tan hermoso, tan sereno y tan delicado como las sombras y fulgores entre los que se cobija esa piedra con perfiles de cóndor, puma y serpiente, en la que una mujer llora por los desvaríos y padecimientos de los peruanos.

© Mario Vargas Llosa, 2007.

domingo, setiembre 24, 2006

Campaña de desprestigio contra la Comisión de la Verdad y Reconciliación

Frente a la campaña de desprestigio contra la Comisión de la Verdad y Reconciliación, cuyo Informe Final ha sido saludado como una de las publicaciones más importantes del siglo XXI por intelectuales de diversos campos de estudio, la Nómina de huesos señala su más profundo repudio a esta campaña de desinformación y manipulación que recuerda a los peores momentos del fujimorato.
La vergonzosa carátula de Expreso del día de hoy 24 de septiembre resume el espíritu de esta campaña mediática a favor de la impunidad de quienes ahora medran en el poder.

martes, junio 06, 2006

La región, cerca de otra época de vacas flacas. Por Andrés Oppenheimer

La fiesta podría estar llegando a su fin. Después de tres años de crecimiento acelerado, las economías de América latina -incluyendo las de Venezuela y de la Argentina- van a crecer más lentamente a partir de 2007, según proyecciones del Banco Mundial, Naciones Unidas y Wall Street.
Los nuevos datos confirman lo que muchos habían sospechado: que el reciente crecimiento económico de América latina se debía principalmente a factores externos -como los altos precios de las materias primas y el vigoroso crecimiento mundial, que hicieron crecer las exportaciones de muchos países- y las condiciones externas tarde o temprano dejarían de ser tan favorables.
Un nuevo estudio del Banco Mundial dice que los precios de las materias primas dejarán de crecer como en los últimos años, lo que afectará a las exportaciones de varios países latinoamericanos. Simultáneamente, políticas populistas podrían ahuyentar las inversiones en varios países. He aquí algunas de las proyecciones del estudio de Banco Mundial:
  • Las economías de América latina crecerán en un 4,6% este año, 4% en 2007 y 3,7% en 2008, "reflejando una significativa desaceleración en la Argentina y Venezuela , los países que reportaron las tasas de crecimiento más altas el año pasado.
  • Los países que dependen en gran medida de las exportaciones agrícolas, como la Argentina, Brasil, y Uruguay, se verán afectados por un crecimiento más lento de los precios de esos productos en los próximos dos años. Y países exportadores de metales, como Chile y Perú, también serán golpeados por un crecimiento más moderado de esos precios.
  • Venezuela, Ecuador, México y otros países productores de petróleo que se han beneficiado de elevados precios del crudo en años recientes no verán los mismos incrementos en sus ingresos por exportaciones petroleras en los próximos años. El aumento de la inversión mundial en exploración y refinerías, así como una mayor conservación de energía, frenarán un tanto el crecimiento reciente de los precios del petróleo.
  • Al igual que este año, América latina continuará siendo la región del mundo en desarrollo que menos crecerá en 2007. Mientras que crecerá un 4% en 2007; Africa subsahriana crecerá 5,4%; Medio Oriente y Africa del Norte, 5,1%; el sur de Asia, 6,2 %; Asia del Este, 8,1% y Europa del Este, 5,1%. "La situación de los países en desarrollo en general es mucho mejor que hace cinco años , me señaló Uri Dadush, el jefe de economistas de comercio internacional del Banco Mundial. "Lo que estamos viendo en América latina es una mejoría, pero menor de la que vemos en el resto de la regiones en vías de desarrollo .
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas también pronostica una baja de 0,5% en el crecimiento de la región en 2007, a un 4,1%.
El banco de inversión Goldman Sachs pronostica que el crecimiento de la Argentina caerá de un 7,5% en 2006 a un 3,9% en 2007; Venezuela caerá de 6,2% a 4,1%; México, de 4,2% a 3,6%; Perú, de 4,2% a 4%, y Chile de 5,5% a 5%.
"América latina no logra que los inversionistas locales y extranjeros pongan su dinero en la región, mientras que otros países emergentes están alcanzando tasas de inversión mucho más altas , me dijo Paulo Leme, director general para mercados emergentes de Goldman Sachs.
Según Leme, además de tener impuestos demasiado altos y un gasto público ineficiente, "los ejemplos de la confiscación de los depósitos bancarios en la Argentina, en 2001, Evo Morales en Bolivia y Hugo Chávez de Venezuela están frescos en las mentes de los inversionistas .
Mi conclusión: la economía regional seguirá creciendo, pero las condiciones internacionales dejarán de ser tan favorables y es hora de pensar -como lo están haciendo en Chile y algunos países de América Central- en los años de las vacas flacas.
Lamentablemente, algunos países como la Argentina y Venezuela, cuyos presidentes festejan su reciente bonanza exportadora como si fuera producto de su propia habilidad económica, han perdido la mayor oportunidad en su historia reciente para diversificar sus exportaciones, volverse más competitivos en la economía global, y construir los cimientos para un crecimiento a largo plazo.
Todavía lo pueden hacer, pero el tiempo vuela, y el ciclo de condiciones mundiales favorables está llegando a su fin.
Por Andrés Oppenheimer.

lunes, junio 05, 2006

Declara Alan su simpatía hacia López Obrador

En México causó sorpresa la simpatía expresada por el presidente electo peruano Alan García hacia la candidatura de López Obrador. Después de hacer de su confrontación con Hugo Chávez (y la supuesta defensa de la "no intromisión" en las elecciones soberanas de cada país) su caballito de batalla, el reelecto aprista García se permitió opinar en el contexto de unas elecciones mexicanas particularmente polarizadas. El universal informó de esta manera.

Declara Alan su simpatía hacia López Obrador
José Vales
El Universal
Lunes 05 de junio de 2006
LIMA.- "Tengo simpatías por el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador. López Obrador representa la mexicaneidad". Tales simpatías no son de Ollanta Humala sino de un Alan García, que ya a media mañana, durante un desayuno en familia se mostraba ante la prensa como virtual presidente electo.
Mientras la jornada electoral se demoraba en apurar el ritmo, ya que muchas mesas tardaron en recibir votantes, como si muchos siguieran reflexionando sobre el mentado "mal menor" o "el salto al vacío", Alan García hablaba sobre lo que serán sus futuras relaciones internacionales.
La campaña y sus reiterados bombardeos verbales ya habían quedado atrás, y ahora dejaba abierta la posibilidad de restablecer las relaciones diplomáticas "al más alto nivel" con Venezuela. Ayer, el enfrentamiento con Hugo Chávez quedaba reducido a los militantes apristas que entonaban "Chávez escucha, Alan Presidente".
Bachelet amiga
Asimismo, calificó a Michelle Bachelet de "amiga y compañera", adelantó que visitará antes del 28 de julio Chile, Brasil y Colombia "que fue mi país de asilo y me trataron como a un hijo", y le tendió la mano al mandatario boliviano Evo Morales, después de haberle dirigido algunos dardos en los últimos días.
Al caer la noche de una jornada electoral por demás deslucida y apagada, casi tan gris como el día sobre el invierno limeño, los temores a enfrentamientos sólo se plasmaron en Arequipa y los apristas festejaban su segundo triunfo presidencial en la historia del partido fundado en México en 1924.
Lo hacían entonando sus cánticos y en la larga sonrisa de su presidente de ayer y de hoy. El que después de hacer una lectura correcta del dictamen de las urnas, deberá enfrentar esta nueva oportunidad que le depara la historia y su habilidad política.

Enlace: http://www.eluniversal.com.mx/internacional/50482.html

Resultados de las elecciones peruanas

sábado, junio 03, 2006

En blanco. Por Rafo León

En Blanco
Mensaje a la nación ante la gravedad del momento
Por Rafo León

POR PRIMERA VEZ en mi vida tengo que enfrentar la tortura de la página en blanco. Nunca antes me había ocurrido, y es que nunca había sentido la urgencia de opinar con firmeza, entereza y fiereza sobre las elecciones que mañana se llevarán a cabo, cruciales para el futuro del país. Ríos de tinta, de ondas sonoras y píxeles han corrido en las últimas semanas, para animarnos a votar por quien pudiera encarnar un salto hacia delante, pero prescindiendo de los modelos de poder a los que estamos acostumbrados, o para conminarnos a votar –sin margen de duda ni cuestionamiento- por quien pudiera encarnar un salto hacia delante, incluyendo los modelos de poder a los que estamos acostumbrados. Y así, veinticuatro horas antes de ir a enlutar con tinta indeleble mi dedo índice derecho, se despliega la página en blanco como un reclamo, el de ser tan responsable como la seriedad del momento lo exige, casi una estrofa más para el Himno Nacional.

RECARGA MATRIX
Lo siento, página en blanco, por más que lo intento no me sale el sentido de responsabilidad que me demandas. Para la próxima. Y es que vengo de pasar unos días en Lambayeque y necesito reseñar que esta pequeña ciudad mantienen la luz celeste y dorada que conocí cuando era niño y me dejó ligeramente ciego, pues se abre por las mañanas con el olor de la leña que viene de los fogones donde las señoras mueven manjarblanco para luego rellenar higos y naranjas, en la tierra donde Víctor Raúl tiene en ciertas casas altares para velarlo y en una de ellas –patio corto republicano sobre galerías subterráneas del siglo XVIII- se guarda un viejo saco del líder indoamericano para que su seguidores se lo pongan encima en un ritual de recarga que quizás Alan ya no practica por caduco (el ritual, no Alan).

NO SÉ NI ME INTERESA
Caminando por la calle 1 de Octubre, con la casa Cúneo a un lado y la casona Descalzi al otro –una señora de rasgos moches me acaba de regalar una guaba gigante- me doy cuenta de que la paz lambayecana incluye meandros de mototaxistas que no cesan de hacer sonar sus bocinas reggaetoneras compitiendo en meter bulla con un kiosco donde se canjean celulares por coreografías de Daddy Yankee y cuando uno pregunta –porque a estas alturas no hacerlo lo vuelve a uno impresentable- por el significado del mensaje Humala y su carácter sintomático, recibe, como me ocurrió a mí, una respuesta estridente y desmerecida, la que me dieron dos jovencitas que caminaban agarradas de la mano hacia la panadería donde se venden ocho empanadas de viento por un Sol: "¡No séééééééééé!".

HUMALA HIERBA MALA
Lo juro, página en blanco, hice el intento de mirar seriamente el porvenir para así regresar a Lima y llenar al lector con advertencias de Hécuba sobre las consecuencias de equivocarse mañana al llenar el voto. Hecho un Valle Riestra, culiparado y dedidocente, improvisé filípicas interiores en nombre de los derechos humanos y la democracia, pero fue en vano: una tortilla de raya en El Paraíso me hizo olvidar la magnitud de la circunstancia y caí una vez más en la molicie como un goliardo tercermundista. Lo lamento, no volverá a ocurrir, si es que en cuarenta y ocho horas la sed de venganza del perdedor no nos quita un país al que gobernar mediante procesos electorales. Pero créeme, me he interesado por la expansión del humalismo en Mórrope y hasta fui allí a averiguar cómo es posible que en el hábitat natural del Apra se esté extendiendo la hierba mala y, la verdad sea dicha, olvidé para qué había viajado hasta un pueblo moche donde los lunes se celebran las misas de difuntos y las mujeres del campo se acercan al templo, hieráticas, vestidas con tafetanes azules, las manos llenas de cartuchos silvestres y dalias rellenas de color del sol. Te reitero mis disculpas, página en blanco: si vuelve a pasar, que La Patria me pase la factura, o la boletita nomás.
Publicado en la sección Abrapalabra de la revista Somos (N° 1017), suplemento del diario El Comercio, en Lima, Perú, el sábado 3 de Junio de 2006.

jueves, junio 01, 2006

Cientos de soldados de EE UU vigilan desde hoy la frontera con México

Unos ocho millones de indocumentados cruzan cada año los pasos fronterizos de Arizona, Nuevo México o Texas
EFE - Washington

El Gobierno de Estados Unidos comienza hoy el despliegue de centenares de soldados de la Guardia Nacional en las líneas fronterizas con México en los Estados de Arizona, Nuevo México y Texas. Estos soldados reforzarán las tareas de la Patrulla Fronteriza para controlar el flujo de inmigrantes ilegales. Sin embargo, los efectivos de la Guardia Nacional no tendrán tareas policiales a su cargo.

Desde que el presidente George W. Bush anunció el despliegue militar a la frontera con México, el Pentágono ha insistido en que los soldados no tendrán autoridad para detener a los inmigrantes indocumentados.

Los gobiernos de los de Arizona, Nuevo México y Texas ya han movilizado algunas unidades que se encargarán de preparar las instalaciones para albergar este incremento de la presencia militar en la frontera con México. Por su parte, el gobernador de California, el republicano Arnold Schwarzenegger, quien inicialmente se había opuesto a la idea del presidente Bush para el despliegue militar, ha asegurado que autorizará el uso de algunas unidades en apoyo de los agentes en la frontera.

El paso de Arizona
En California, principal paso de inmigrantes indocumentados hasta hace una década, la construcción de barreras de 4,5 metros de alto, flanqueadas por anchos fosos a ambos lados, ha reducido drásticamente el tránsito por el lugar. La zona donde ahora cruzan más inmigrantes indocumentados es el área de Yuma, en Arizona, debido en parte a una mayor vigilancia policial en otros lados de la frontera con México.

Aunque las unidades de la Guardia Nacional seguirán bajo las órdenes de los gobiernos de cada estado, la misión la financiará el Pentágono que, por ley, no puede enviar tropas federales para labores de seguridad dentro del territorio de Estados Unidos.

En la primera fase se calcula que cada estado movilizará unos 200 soldados, y la presencia aumentará hasta llegar a unos 6.000 en los próximos meses.

Una medida con apoyo popular
Una encuesta reciente de la revista Time mostró que el 62% de los estadounidenses apoya la idea, anunciada por Bush el pasado día 15, de poner a soldados de la Guardia Nacional en una zona por la cual cruzan, cada año, millones de inmigrantes indocumentados. Otro 58% de los encuestados apoyaría la construcción de un muro en toda la frontera de 3.200 kilómetros entre México y Estados Unidos. Actualmente sólo algunos tramos, especialmente en California, están marcados por muros y vallas.

¿Qué es la Guardia Nacional?
La Guardia Nacional está compuesta por milicias de cada estado donde los civiles reciben instrucción militar y cumplen turnos de dos semanas cada año, a menos que sean movilizados para el servicio activo. En total, tiene en todo el país más de 440.000 miembros. Pero la Guardia Nacional del Ejército tiene unos 330.000 miembros.

Actualmente hay más de 80.000 soldados de la Guardia Nacional y reservas en servicio activo y, entre 2003 y 2005 casi la mitad de las tropas estadounidenses en Irak provenían de esas fuerzas. Arizona tiene en servicio activo a 955 miembros de su Guardia Nacional, California a 3.910, Nuevo México a 449 y Texas -un estado que cubre dos tercios de toda la frontera estadounidense con México- cuenta con 6.395 miembros de Guardia Nacional en servicio activo.

Artículo original en el diario El País en este enlace

miércoles, mayo 31, 2006

Gigante con pies de barro. Por Vicente Massot

La ola de violencia urbana que paralizó Sao Paulo, la ciudad más grande de América del Sur, es comentada por Vicente Massot, analista político, en un artículo para La Nación de Argentina.

Gigante con pies de barro
Por Vicente Massot

Si Brasil decidiera mirarse en el espejo -algo que seguramente hará, en atención al asalto que el crimen organizado enderezó contra su corazón productivo y político días atrás- la imagen que le devolvería el cristal sería menos la de un líder subcontinental indiscutido que la de un país aquejado por el brutal contraste entre su formidable pujanza económica y su notable incapacidad para monopolizar, estatalmente, el ejercicio de la violencia.

Contra lo que de ordinario se estila decir respecto de sus índices de pobreza, exclusión y marginalidad social, no reside en éstos lo esencial del problema. Porque también son una realidad, en mayor o menor medida, en las otras tres naciones que han dado lugar al término BRIC -Brasil, Rusia, India, China- y, sin embargo, sería inimaginable que las mafias asiáticas paralizaran y pusieran bajo asedio a Moscú, Nueva Delhi o Pekín de la misma forma que lo han hecho, hace un año, poco más o menos, el Comando Vermelho, en Río de Janeiro, y ahora, de manera superlativa, el Primeiro Comando da Capital (PCC), en San Pablo.
Exagera, sin duda, el ex jefe de gabinete y hombre fuerte del presidente Lula, José Dirceu, al sostener que Brasil asiste a una guerra civil, pero no falta a la verdad al afirmar que el crimen organizado quiere imponerse como una fuerza paralela al Estado. La contienda de baja intensidad de tipo urbano que, sin prisa y sin pausa, viene desarrollándose en el vecino país desde hace años demuestra, al mismo tiempo, la endeblez del aparato de seguridad brasileño y la dimensión del desafío que, a expensas del mismo, ha decidido llevarle el PCC.
Aun cuando la ofensiva en la ciudad más importante de América latina, en términos económicos y demográficos, tuvo una componente de guerrilla urbana indisimulable, ese factor no parece ser determinante en la estrategia mafiosa. Es cierto que pone de manifiesto el poder de fuego de la organización y el grado de adiestramiento de sus cuadros para consumar exitosamente el propósito que se habían fijado. No obstante, el brazo militar responde a una directiva política.
Es conveniente, entonces, descartar cualquier teoría conforme a la cual el Comando Vermelho, el Amigo dos Amigos, el Terceiro Comando Puro y el Primeiro Comando da Capital son sólo sofisticadas bandas delictivas, de las muchas que en nuestros días pueblan esta parte de América y que, con distintos nombres y características, también aparecen en otros continentes. Al utilizar, pues, conceptos tales como guerrilla urbana, criminalidad organizada y guerra de baja intensidad, para enumerar los de mayor peso, hay que cuidarse de no incurrir en generalizaciones excesivas o reduccionismos absurdos.
Efectivamente, la muerte de 150 personas -un tercio, integrantes de la policía-, sin contar los asaltos y atentados de todo tipo registrados en San Pablo, fueron el resultado de una modalidad de lucha emparentada con la de los partisanos urbanos. Mas el PCC poco o nada tiene que ver con los movimientos irregulares revolucionarios que asolaron el subcontinente en las décadas del 60 y el 70 del pasado siglo. El Primeiro Comando no puede parangonarse ni con Al Capone ni con las FARC colombianas ni con el cartel de Juárez, ni tampoco con la Omertá italiana. Se desenvuelve conforme a una estrategia sin tiempo y es capaz de disciplinar, militarmente, a unos cuadros con la pericia suficiente como para poner en jaque a San Pablo, aunque ni por asomo se plantea la toma del poder político. Ello invalida cualquier paralelo que pudiera trazarse con organizaciones cuyo fin es disputarle el manejo de una nación al gobierno de turno. Pero si carece de puntos de contacto respecto del ERP, Tupamaros, Montoneros y el MIR, por su formación, estructura y alcances tampoco es semejante a los carteles criminales -el de Juárez, en México, o los de Cali y Medellín, en Colombia- de todos conocidos.
No es exagerado pensar que lo sucedido en San Pablo representa el mayor reto sufrido por el Estado brasileño en el último medio siglo, a condición de aclarar de qué se trata. Por de pronto, si las hostilidades se desataron cuando unos 800 presos -entre ellos buena parte de la cúpula del PCC- fueron trasladados a una cárcel de máxima seguridad y se llamaron a sosiego luego de un pacto gestado entre el gobierno paulista y los dos jefes principales de la insurrección, es pertinente reconocer que se le ha reconocido al PCC un status de legitimidad.
El Estado y el Primeiro Comando no son contendientes en igualdad de condiciones y nadie en su sano juicio podría comparar sus respectivos poderes. Sin embargo, esta particular expresión delictiva -en la medida en que controla casi todas las prisiones paulistas, que maneja un presupuesto de casi 500.000 dólares mensuales, que desde sus cuarteles generales en las distintas penitenciarías administra el tráfico de drogas, fulmina sentencias de muerte contra sus enemigos y ha montado una red de ayuda social para sus afiliados- le disputa al Estado parte de sus atribuciones. No pretende tomarlo por asalto -iniciativa por completo descabellada-, aunque arrastra el propósito de establecer una convivencia de hecho que el Estado brasileño, en teoría, no puede aceptar, si bien en la práctica no tiene más remedio que tolerar. En casos extremos, hasta le es menester pactar la enemistad con sus representantes. La principal causa de los topes a que ha llegado esta guerra no es la pobreza, ni la exclusión, ni la marginalidad -que resultan, sin duda, condiciones inmejorables para darle andadura al PCC-, sino la debilidad del Estado. En cualquier espacio político donde la violencia se privatiza en una magnitud como la evidenciada en San Pablo, la responsabilidad le compete al poder legal, cuya reserva estricta del ejercicio de la fuerza es la base de todo orden societario.
Si se analizan las palabras de "Marcola", uno de los cabecillas de la organización criminal paulista -en la entrevista que dio inmediatamente después de los episodios de público conocimiento- fácilmente se entenderá cuanto venimos diciendo en punto al poder paralelo que ha consolidado su comando, ante la impericia, desidia e irresponsabilidad del gobierno brasileño: "Quisimos que nos escucharan por las buenas. No lo hicieron y entonces tuvimos que llamar la atención. Ellos tomaron la iniciativa de trasladarnos y quebraron la ley, la Constitución".
Lo que parece una impertinencia de parte del capo mafioso, en realidad trasparenta, de manera brutal, unas reglas de juego tácitas que el crimen organizado da por buenas y pretende que tengan vigencia y se cumplan a rajatabla.
La gran ventaja con la que cuentan los comandos brasileños es que la capacidad del Estado paulista o carioca para eliminar las desigualdades, crear más empleos, educar a la población en edad escolar y reducir a niveles del Primer Mundo los índices de pobreza y exclusión, siempre será inferior a la rapidez de las mafias para sacar provecho de la situación. En el mejor de los casos, llevará décadas revertir la desigualdad social lacerante que existe en Río de Janeiro y en San Pablo. En tanto, el PCC acrecentará su poder sin solución de continuidad.
¿Qué hacer, pues? Descartada la idea de que la guerra está perdida y, por tanto, que lo que le convendría al Estado sería aceptar tamaña evidencia y convivir, más o menos civilizadamente, con las mafias, y puesta en su debido lugar la noción de que la contienda no tendrá fin en tanto haya una situación social escandalosamente injusta, sólo queda, de cara no a las próximas décadas, sino al aquí y ahora, repensar la respuesta estatal a un desafío de carácter excepcional.
El meollo de la cuestión es la debilidad del Estado. Mientras en términos de seguridad Brasil sea un gigante con pies de barro, la solución estará lejos.

Enlace: http://www.lanacion.com.ar/810301

domingo, mayo 14, 2006

Ollanta Humala acorta distancias

La encuesta de Apoyo publicada hoy por el diario El Comercio indica que el candidato Ollanta Humala acortó la distancia que lo separa de Alan García entre el 5 y el 12 de Mayo de 2006. Los datos se refieren a los votos válidos para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales peruanas.

5 de mayo:
Alan García: 57%
Ollanta Humala: 43%

12 de mayo:
Alan García: 56%
Ollanta Humala: 44%