martes, mayo 02, 2006

El vacío y los cocodrilos. Por Nelson Manrique

Concluida la primera vuelta ha sobrevenido el cargamontón, por desgracia previsible, contra los perdedores. Lourdes Flores y Valentín Paniagua vienen confirmando que la victoria tiene muchos padres, pero la derrota es siempre huérfana.

Es notable, al comenzar la segunda vuelta electoral, la facilidad con que quienes hasta ayer hacían campaña, recurriendo inclusive a la guerra sucia, por Lourdes Flores se han convertido en entusiastas partidarios de Alan García. Para ellos, puesto que Humala es el demonio, Alan ha dejado de ser el Anticristo (¿recuerdan el apelativo cariñoso de "Alan Damián"?), y se ha convertido en el arcángel Gabriel. Quienes hasta hace poco cuestionaban el autoritarismo, la falta de ética, la corrupción y la ausencia de respeto por los derechos humanos de Alan García como gobernante, hoy no ven en él más que virtudes que los peruanos debieran premiar con su voto. A lo más, se le reprocha no haber hecho un buen gobierno, pero no se dice ni una palabra sobre los defectos que según las encuestas más le reprochan los electores: su propensión a mentir y su falta de honestidad. García no tiene, por cierto, nada que envidiar a Humala, ni en la violación de los derechos humanos, ni en las inclinaciones autoritarias.

Basta recordarlo exhibiéndose ante los cadáveres de los 62 emerretistas abatidos en Molinos, en un enfrentamiento en que no hubo ni heridos, ni prisioneros.

El entusiasmo de la derecha podría desfavorecerlo (como Hugo Chávez perjudica la candidatura de Humala), si su apoyo es demasiado evidente. García tiene que convencer a los electores de que realizará un gobierno eficiente, honesto y responsable -es decir, todo lo que no fue, ni hizo, durante su presidencia-, y adicionalmente debe presentarse como el verdadero defensor de los desposeídos. Ir junto con la derecha destruiría esa imagen; de allí que haya rechazado la alianza (propuesta por Mario Vargas Llosa) con Lourdes Flores. Puesto que para la derecha su elección es "sí o sí", García no tiene necesidad de ceder nada.

Uno de los mayores problemas con que tendrán que lidiar los electores es lo parecidos que resultan ambos candidatos en aspectos críticos. Véase lo que escribe el psicoanalista Jorge Bruce en Perú.21: "Así como me pareció oportuno advertir, antes de la primera vuelta, acerca de los peligros de elegir a un candidato con un manejo inquietante de elementos psicopáticos escindidos, asociados a una violencia hábilmente disimulada, en esta ocasión es necesario preguntarse por el papel de unas pulsiones grandiosas que ya hemos visto desbordarse en el poder" (Poder y megalomanía, Lima, 30 de abril de 2006). Dejo a los lectores adivinar de quién está hablando Bruce en cada ocasión.

Un taxista me ha definido admirablemente la disyuntiva de la hora presente: "La candidatura de Ollanta Humala parece una piscina vacía, pero la de Alan García parece una piscina llena de cocodrilos".

Publicado por Nelson Manrique en el diario Perú 21