miércoles, abril 05, 2006

Berlusconi vs Prodi. Por Gionata Chatillard

Las elecciones italianas del 9 de abril son comentadas por Gionata Chatillard.

Berlusconi vs Prodi
Por Gionata Chatillard

Italia retrocede. No sólo económicamente, sino también en lo político. Los líderes de las dos principales coaliciones que se enfrentan en las elecciones legislativas del 9 y 10 de abril son los mismos que ya se vieron las caras en 1994. Esta vez Silvio Berlusconi, derrotado en aquella ocasión, tendrá su oportunidad de ganarle la partida a Romano Prodi, quien vuelve a asumir el papel de salvador del centroizquierda. El duelo está servido.
Los italianos nunca habían tenido que esperar tanto para asistir a la formación de un nuevo Gobierno. Y es que Berlusconi y La Casa de las Libertades acuden a las elecciones con una marca histórica, al haber conseguido estar en el poder durante cinco años seguidos. Tuvo que ser el hombre más rico del país quien demostrara que incluso en Italia es posible para un gobierno agotar una legislatura. Todo un hito en el país del fraccionamiento parlamentario y la inestabilidad gubernamental, donde ha habido más de 50 gobiernos en medio siglo.
Una vez más, el doble papel del actual primer ministro —por un lado gestor de la 'res publica', por otro poderoso empresario— marca la cita con las urnas. Sin embargo, lo cierto es que esta anomalía forma parte del panorama político transalpino desde ya hace años. Berlusconi, empeñado en agitar constantemente el fantasma del comunismo, ha arrancado su campaña electoral intentando proyectar estratégicamente su conflicto de intereses sobre la oposición, denunciando los estrechos vínculos que sus rivales de La Unión mantienen con un determinado entramado financiero y empresarial. Objetivo: demostrar que en Italia la corrupción no es una exclusiva del centroderecha, sino un mal endémico que afecta a todos los partidos por igual. Mal de muchos, consuelo del 'cavaliere'.
Por su parte, Romano Prodi —quien, cuando fue primer ministro, no se preocupó de regular mediante una ley el conflicto de intereses de su contrincante— jugará la carta de su recién adquirida credibilidad a nivel europeo, tras volver al campo de batalla doméstico después de haber sido la cara visible de los Veinticinco en el exilio dorado de Bruselas, donde fue presidente de la Comisión Europea. Sin embargo, la principal baza del 'professore' no deja de ser la debilidad de su adversario, que no ha sabido resolver los graves problemas económicos que aquejan a un país definido por el 'Financial Times' como «el gran enfermo de Europa» —en los últimos 15 años, la economía italiana ha sido la que más lentamente ha crecido del continente, con un crecimiento cero en 2005; la deuda pública excede el 105% y tiene un déficit superior al 4%—.
Prodi, señalado como ganador por los sondeos, ha prometido reducir el trabajo temporal, reintroducir el impuesto de sucesión para las rentas más altas y luchar contra la evasión fiscal acabando de una vez con las numerosas amnistías decretadas por el Gobierno Berlusconi en este terreno. No obstante, es en el campo de la política internacional donde su variopinta y heterogénea coalición se muestra poco compacta, sobre todo en virtud de la presencia de dos partidos comunistas en sus listas, contrarios en principio a toda intervención armada. En este sentido, parece que el futuro de un eventual ejecutivo de centroizquierda dependerá más de Washington y Teherán que de Roma.
Berlusconi lo sabe y no se cansa de traer a colación en todos los debates el prestigio internacional supuestamente alcanzado por el país bajo su égida. Y tampoco se cansa de subrayar que su rival —a pesar de haber ganado unas primarias en las que participaron más de tres millones de italianos— no pertenece a ninguno de los muchos partidos que forman su coalición. De ahí que el 'cavaliere' acuse a Prodi de ser un simple hombre de paja, la cara moderada de un centroizquierda donde quienes mandan realmente son los ex comunistas.
El actual jefe del Gobierno achaca el mal estado de las arcas públicas a las anteriores gestiones de centroizquierda y el galopante aumento de los precios a la precipitada introducción del euro. Eso sí, anuncia orgulloso que, gracias a su Gobierno, Italia es ahora el país europeo con menos inmigrantes y describe como un logro el haber conseguido modificar a la baja el Pacto de Estabilidad de la UE. Sin embargo, los principales periódicos italianos se han declarado a favor de Prodi, demostrando así que el imperio mediático del que es dueño el 'cavaliere' no llega en realidad a controlar los medios escritos, ni amenaza la libertad de expresión de los transalpinos.
Gane quien gane, Italia volverá probablemente a vivir bajo la constante amenaza de la ingobernabilidad, sobre todo después de que el actual Ejecutivo reformara la ley electoral a seis meses de las elecciones, marcando la vuelta a un sistema proporcional que difícilmente devolverá la confianza en su clase política a un país cansado y deteriorado por los continuos escándalos de corrupción.

Este artículo fue publicado por Gionata Chatillard en el diario El Mundo de España.